La Red.

En ésta ciudad dónde vivo, hay más de cuatro millones de seres humanos como yo, y sin embargo estoy sólo, porque cada uno de ésos seres humanos tiene sus propios problemas, y caminan por la calles con sus destinos ya escritos en sus mentes.

Yo, me refugio en mi casa (por lo menos tengo casa) y enciendo mi ordenador, y paseo por las noticias del mundo y me gustan los blogs, ésos en dónde personas anónimas escriben sobre distintos temas, políticos o de la vida cotidiana e incluso filosóficos.

Ésos autores de blogs son mis amigos, yo los leo y dejo mi comentario, luego vienen sus respuestas, y ésa comunicación es la principal en mi vida.

Llegó un día en el que decidí tener yo también mi blog, y poder escribir en él todo aquello que me apeteciera, y establecer así un canal de comunicación con ése mundo virtual y misterioso de Internet, que alcanza a todo el mundo.

Ahora para mí el blog es muy importante, y lo considero mi principal actividad, y valoro los comentarios que me ponéis y las respuestas que dais a mis comentarios en vuestros blogs.

Vivo en un mundo virtual, y lo considero mi principal forma de comunicación, y pienso que los humanos necesitamos comunicarnos.

En cualquier parte del mundo, en cualquier civilización, en cualquier circunstancia, un ser humano es similar a su semejante, y en cuestiones de sentimientos somos inequívocamente hermanos.

Por desgracia para todos, existen problemas enquistados en dónde el odio y los instintos de venganza están arraigados, produciendo enormes cargas de dolor y destrucción.

Al mundo le falta comunicación y conocimiento, luchemos por la comunicación y por divulgar el conocimiento, para sembrar la paz y la justicia.

 

El Lugar.

A veces cuando voy caminando por la calles de mi barrio me pregunto ¿qué lugar es éste? de todos los lugares que hay en el mundo ¿porqué estoy aquí precisamente?, y miro los edificios, los cruces y las personas, y todo lo veo como circunstancial, como si me encontrara artificialmente en un cuerpo que utilizo casualmente, y todo sucediera por un determinado espacio de tiempo.

Luego me entretengo con la vida, con los hechos que van sucediendo, con el intercambio con otras personas cercanas o menos cercanas.

Pero de vez en cuando viene la pregunta ¿qué es éste lugar? ¿acaso yo pertenezco a él?, y la sensación es de que se trata de un lugar extraño e incómodo a mi naturaleza, y que pronto éste cuerpo que me transporta y en el que habito se extinguirá, y yo apareceré en otro lugar ¿pero qué lugar?.

Luego vienes tú, y volvemos a estar juntos y todo retorna a lo normal, lo cotidiano, y me cuentas y te cuento hasta que agotados caemos en los brazos del sueño y amanecemos abrazados.

Ahora que no estás, ahora que nunca volverás, yo sé que no descansas en ése cementerio, que has volado a otro lugar y yo me pregunto ¿a qué lugar te has marchado?, y no paro de pensar en ello y cada vez me siento más extraño aquí, en éste sitio perdido y rodeado de calles y de gentes desconocidas.

Ahora no llegas como antes, ni hablamos y nos contamos, ni podemos, para mi desgracia, amanecer abrazados, y debes saber que no encuentro consuelo.

Sólo una seguridad me ayuda a levantarme cada día y recorrer éste extraño lugar, el saber que al final yo también saldré de ésta cárcel y volaré hacia mi libertad.

Seguridad.

Vamos, todo está bién, porque aunque desees cambiar el mundo no lo vas a conseguir de la noche a la mañana, y si lo que deseas es cambiar aspectos de tu vida, tampoco lo vas a conseguir al instante.

Todo lleva su tiempo, y a veces nos puede costar toda una vida, modificar aspectos aparentemente sencillos de nuestra existencia.

Y es que no todos los deseos son realizables, o el coste que tienes que pagar resulta demasiado alto y te detienes, piensas, y al final vuelves a tu rutina, porque te dices que lo que tienes lo conoces y embarcarte en ésa aventura puede suponer demasiado riesgo a determinadas edades, y nos quedamos parados y pensativos, con ése sueño que ya pasa a formar parte de nuestros asuntos archivados y pendientes para siempre.

Y miramos a la cara lo que nos rodea, y nos preguntamos ¿qué puedo mejorar? y nuestra respuesta queda en el aire, y suspiramos volviendo a la realidad, nuestra realidad, y saludamos a la vida con un «buenos días vida» y ella, la vida nos responde ¿realmente estás satisfecho con tu decisión?, y quedamos confundidos por momentos, luego poco a poco vamos reaccionando, y vemos claramente nuestras deficiencias, y entonces contestamos a la vida ¿acaso merece la pena el salto? ¿acaso no podría ser peor el remedio que la enfermedad?, luego un oscuro presentimiento nos amenaza y es entonces cuando nos preguntamos ¿realmente soy un cobarde?.

Y una sombra nubla nuestra vista y ante la evidencia agachamos la cabeza, y vemos claramente que ya nunca volveremos a soñar.

Comida.

Escucha, debes saber que lo que deseo es comer contigo no el menú de ésa comida, porque sucede que el menú más lujoso y apetecible pierde sus aromas y sabores si hay tensión y no estás agusto.

No soy un glotón y presto más atención a los sentimientos, porque por medio de ellos el alimento más sencillo se convierte en el manjar más preciado, por éso busco tu compañía para deleitarme por medio de tí de cualquier comida.

Es importante estar bién alimentados pero para sacar el mayor provecho a los alimentos y asimilar los nutrientes, las vitaminas, los hidratos, las proteínas, los azúcares…………estoy convencido que el cerebro tiene algo muy importante que aportar, y ésa aportación es el estar relajado y comer reposadamente y sin prisas, en una palabra comer con el espíritu tranquilo y feliz.

Tan importante cómo las dietas es el estado de ánimo a la hora de ingerir alimentos.

Cualquier alimento sano en tu compañía, nutre mi cuerpo de la mejor manera posible, porque tu amor ya es alimento.

Tristeza.

Escucha, no estés triste, ya, ya sé que tu corazón sufre, que eres sensible ante los dolores ajenos y que la angustia habita tu alma, y que no existen palabras para consolarte ni para despejar ése cielo nublado y oscuro en el que vives.

Pero permíteme que te hable, que te cuente algo real, solamente para que puedas pensar en otras cosas al menos durante unos minutos.

Mira querido, yo sé de un lugar, no demasiado lejano, en dónde habita una familia que vive de lo que cultiva, y el padre está enfermo y no puede salir al campo, tienen dos hijos, uno es un bebé, la madre sólo cuenta con la ayuda de su hijo de siete años.

Éste niño, sabe que debe salir al campo y cultivar la tierra, que es necesario para que su padre, su hermanita, su madre y él mismo puedan comer.

Es un niño ya condenado desde su nacimiento, el azar le ha hecho nacer en ése lugar, su vida poco va a cambiar, y siempre será un exclavo de las circunstancias, nunca podrá estudiar, y su futuro se reduce a trabajo y más trabajo con la única recompensa de poder comer.

Quizás formará una familia, cuyos hijos trabajarán desde la más tierna infancia, verá morir a muchos y éso será lo normal en su aldea.

Trabajar de sol a sol, mal comer, mal dormir, y vuelta a empezar cuando la primera luz aparece por el horizonte

Éstas gentes no pueden permitirse ni el lujo de la tristeza, porque éso sería su muerte.

Querido, no pretendo entristecerte más, pero debes reponerte, no mires hacia arriba, mira a los que apenas pueden sobrevivir.

Te quiero.

Cielo y Oscuridad.

Oscuridad amiga ven, te conozco y no me eres extraña, me abrazo a tí y me sumerjo en tu bruma y es como volver a casa.

Te acercas poco a poco a paso lento, y tus brumas van llenando todo el ambiente y ya nada se ve claro, y el cuerpo se paraliza y la luz se aleja y todo se vuelve confuso, ya no hay nada claro, la lengua se para y los oidos oyen sonidos de voces pero el entendimiento no alcanza a traducirlas.

La estancia está oscura, mis ojos están abiertos y veo sombras que se mueven de aquí para allá, yo estoy ahí paralizado, la noche me avisa y salgo al balcón, levanto la mirada al cielo y veo tu enorme rostro, tus ojos tus enormes nariz y barba, las nubes te han servido de vehículo para mostrarte ante mí y dejarme el mensaje, escucha, me dices, he venido y tú tienes una misión, eres el enlace entre yo y el Príncipe de la Oscuridad.

Vuelvo dentro, me siento en el sofá, espero una visita, suena la raspadura de una garra al fondo del pasillo, en la oscura puerta que da a la calle, no, no tengo miedo, preparo un cenicero y espero la entrada del Príncipe de la Oscuridad………..

Me pregunto ¿de quién estoy más cerca? del Rey del Cielo o del Príncipe de las Tinieblas, y preparo mi entrevista mentalmente.

Pasa el tiempo y las nubes del cielo se disipan apareciendo tras ellas las estrellas, ya no hay sonidos al fondo del pasillo oscuro.

La luz entra por la ventana y se encuentra con mi rostro, el sueño me abandona, me siento sobre la cama y no sabría responderme sinceramente de dónde estoy más cerca, de la luz o de la oscuridad.