Yo creía en la revolución, y para conseguirla había que actuar y matar, tenia que correr mucha sangre para que la justicia se implantara, para acabar con la depravación y los abusos de la clase dirigente, la revolución era lo más importante, pensaba en el luminoso día que seguiría a la amarga noche de la cruel batalla, después de la cual todos seriamos libres y dueños de nuestro destino.
Buscábamos a nuestros enemigos casa por casa y para no perder tiempo y en el fragor del estado de guerra los asesinábamos y los enterrábamos en fosas comunes, todo por la revolución.´
Éramos camaradas, luchábamos por lo mismo, por la igualdad, por el reparto justo de la riqueza, por exterminar a ésa alta sociedad que vivía en la abundancia, con sus palacios y sus lujos mientras el pueblo se moría de hambre y de frío, trabajando de sol a sol y viviendo en barracones infectos, los niños morían como chinches desnutridos y abandonados a la más idignante miseria.
Sí, por éso hicimos la revolución, por éso matamos y exterminamos a los dirigentes, por establecer el régimen de la justicia para todos los hombres del planeta, nuestra revolución no tenia fronteras y nuestros dioses eran los hombres más desfavorecidos.
Ahora me tienes aquí preso, ahora me lees mi sentencia de muerte, todo porque resulta que vosotros los elegidos habéis tomado el poder y creéis que otros compañeros vuestros como yo somos un peligro para la revolución.
Tú has decidido que ya no puedes parar de matar, y tu destino es buscar y encontrar presas a las que asesinar.
Está bien, yo nada puedo hacer, y ahora que se acerca mi final no paro de pensar en aquellos a los que arrebaté la vida con la pasión y el odio del iluminado, y el remordimiento se vuelve hacia mí y te veo a ti como ellos me vieron a mí.
No, no me vas a hacer suplicarte porque a éstas alturas no quiero convivir con vosotros, y la locura que nos tocó vivir aún continúa, y me pregunto ¿acaso no estábamos equivocados?¿acaso todos los miles de muertos fueron en vano?¿acaso aquella revolución sólo fue un falso sueño que anidó en nuestros cerebros?.
En breve estaré ante el pelotón de fusilamiento y lo único que se me ocurre plantearme es que la revolución estuvo cargada de demasiada sangre, y la sangre clama justicia, y ésa justicia cae ahora sobre mí y mañana caerá sobre todos vosotros.