Cáncer.

Yo sabia que no debía quejarme que siempre hay casos peores y a todo hay quién gane, pero comprenderás que la cuestión me afecte muy directamente.

En éste mundo siempre hay gente sufriendo, yo diría que hay más desdicha que alegrías, aunque nunca faltan y en cualquier ambiente las personas alegres que transmiten optimismo y que da gusto estar junto a ellas.

Ahora oigo nuevamente la palabra cáncer, y la oigo en una persona cercana y me estremezco, pienso que estamos rodeados de casos incurables en los que la muerte se asoma sigilosa y se planta de repente ante nosotros e inapelablemente nos dice, me lo llevo, me llevo a ésta persona tan querida para ti.

Los humanos tenemos voluntad y luchamos en batallas difíciles, pero no nos rendimos.

Nuestra batalla contra el cáncer es dura pero tiene sus progresos, hace cuarenta años decir cáncer era decir muerte y hoy en día en muchos casos logramos vencer al monstruo y lo desplazamos logrando la vida y venciendo a la muerte.

Muchos hemos probado ésta medicina y hemos visto apagarse podo a poco la vida de un ser querido, yo he tenido mi ración y vi apagarse lentamente la vida de mi madre devorada poco a poco por ése monstruo temible.

Lo peor es que te ha faltado de la compañia de tu madre, ésos años robados y el encontrarte sin ella cuando te faltaban tantas cosas por contarle,tanta vida por compartir, y todo queda en el aire, porque comprendes que la muerte es una barrera inapelable en donde ya no hay nada, porque el ser amado ya no está, y habitará desde ése momento sólo en el recuerdo.

A veces imagino que me observa, que aún protege mis pasos y que me espera en ése otro lugar dónde yo también llegaré, luego me digo convencido que son consuelos que me invento, porque no sabemos nada de ése otro mundo imaginario.

Éste monstruo me acerca mucho más a mis hermanos los hombres y me hace quererles más y abrazarme a ellos en sus luchas, en sus sufrimientos por acabar con todo lo malo que nos rodea.

Veo tan frágil al humano, veo tan a merced de las circunstancias a todos los humanos como me veo a mi mismo, y me abrazo a su causa y pienso en que debemos perder menos tiempo en disputas y odios y pensar más en lo que nos une, y centrarnos más en los verdaderos enemigos.

Maldito cáncer date por acabado, porqué más pronto que tarde te vamos a vencer.

Y se presentarán nuevos enemigos y a pesar de nuestras bajas los venceremos también.

Hermanos humanos centrémonos en los verdaderos enemigos y no les pongamos rostros humanos, porque la vida ya por si sóla trae suficientes sufrimientos como para acrecentarlos con luchas entre nosotros mismos.

Humanos del mundo uníos, porque somos demasiado frágiles como para perdernos en odios y luchas estériles.

ganaríamos mucho su supiéramos reconocer que ése humano que tienes enfrente piensa, siente y padece igual que tú y sólo te separan las costumbres adquiridas con el tiempo.

Yo nunca utilizaré la violencia con un humano porque él no es mi enemigo.

Mira al cáncer y verás que ése si es un enemigo de todos los humanos.

Luchemos contra él.

El Funeral.

Te vi, te abracé y no necesité decir nada porque las palabras sobraban, y nos quedamos en silencio, luego torpemente te pregunté ¿como estás? tú me miraste y guardaste silencio.

Salude a mucha gente, todos conocidos y algunos íntimos, y crucé con ellos los comentarios habituales en éstos casos y mi mirada se desviaba hacia ti, viéndote ahora lejos ahora cerca.

Al final nos sentamos juntos, casi por casualidad, sin buscarlo y nuevamente nuestras miradas se cruzaron en silencio entre el murmullo de los asistentes.

Y pasó el tiempo, y decidiste pasar la noche allí, junto a él, no en vano fue tu marido y mi mejor amigo.

Me contaste muchas cosas, poco a poco, sin pausa, y las horas pasaban como habían pasado los años, detenida tú en mí allí en el fondo y ahora al tenerte tan cerca todo volvía a ser como siempre y todos éstos últimos años desaparecían y volvía a contarte mis cosas, mis sentimientos, como antes, como siempre.

La noche pasó y caminamos juntos al cementerio y allí quedo su cuerpo para siempre.

Luego poco a poco fueron desapareciendo todos los que nos rodeaban y nos quedamos solos.

Todo era demasiado sencillo y a la vez demasiado complicado y lo comprendimos.

Te ofrecí acercarte a casa, pero tenias tu coche que era el de él, nos quedamos en silencio, durante los últimos años no habíamos tenido contacto pero ésos años no estaban, habían desaparecido y me sentía unido a ti.

La heridas cicatrizan con el tiempo, en nuestro caso habían cicatrizado y quizás mañana podríamos continuar nuestra historia pendiente, porque a veces de la vida nos sorprenden las circunstancias que pueden separar o unir.

La muerte es mala aliada y el tiempo pasado ha levantado una pared, cuando encendí mi coche y emprendí el regreso a casa sabia que lo nuestro tuvo un principio y un final y nada ni nadie podría con el tiempo y las circunstancias.

Terapia Psicoanalitica.

Han pasado muchos años de lucha contra ésta enfermedad que me ha tenido preso, y sigo acudiendo a mi cita en ésa habitación, ésa habitación de libertad.

Los monstruos de la mente se van tranquilizando porque han ido saliendo por la boca, poco a poco año tras año y han sido digeridos y diluidos.

La vida pasa y atrás quedaron los internamientos, las bajas, las enormes historias fantásticas y terribles que se apoderaban de mi mente y sometían mi cuerpo, en ésos momentos y para esas circunstancias estaba Silvia, la enorme Silvia, ella con su habilidad me escuchaba y recetaba el producto adecuado en las dosis adecuadas, y volvía a repetirse la historia, los monstruos, las violencias y todo desembocaba en el mar de la terrible depresión y vuelta a empezar la vida, el trabajo, los amores, las decepciones, los sueños aplazados y la cárcel de la vida rodeandome y tapando mi boca.

Fui fiel y seguí acudiendo a nuestro cuarto, primero en grupo, luego mano a mano entre tú y yo, y hablábamos de todo, libros, políticas, ideas y aquel cuarto fue convirtiéndose en mi universidad, mi pequeña Universidad, no pocas veces tomaba nota de libros y me los leía y poco a poco fui eligiendo los míos, mis libros, los que me interesaban, no en vano aquella habitación era un rincón, el único de libertad para mi y mi mente.

Te prometí que escribiría un libro que fuera capaz de resumir nuestras conversaciones, en éso estoy y quizás antes de morir lo consiga y quizás pueda ayudar a alguien que viva en la misma cárcel o parecida.

Se puede vivir en un campo de concentración de exterminio de forma real o de forma virtual y no por virtual ser menos temible y terrible.

Yo no voy a abandonar el camino emprendido y quizás sólo me acerque a la meta, porque lo bello está en caminar no en llegar.