Yo vivía en mi celda.
Una celda con barrotes.
Y no podía salir.
Llegaste a mi vida
Y entraste en mi celda
Y me conocistes y me acompañates en mi prisión .
Luego poco a poco fuiste borrando los barrotes de mi jaula
Con paciencia y amor.
Poco a poco fui despertando
Poco a poco me fui dando cuenta de que no estaba sólo.
Y te ví.
Sólo tenía ojos para tí.
Y luego me di cuenta que era libre
Y que mi libertad te la debía a tí.
Gracias querida.
Estoy en deuda eterna contigo.