-Tú siempre me dijiste que en los asuntos sociales hay que participar, que la democracia se construye entre todos y que los problemas se solucionan participando. Ahora te veo apático, parece que ya no crees en nada y no animas ni a la participación ni siquiera a votar. ¿Qué te ha pasado? ¿cómo has podido cambiar tanto?.
-La respuesta es fácil, cuando la Democracia no se cuida ésta se deteriora y cuando ves como lo que uno haga no vale para cambiar nada es normal desanimarse y olvidarse de todo, en éstos momentos la corrupción campa por sus anchas, tanto el partido en el gobierno como la oposición están corrompidos y atados a intereses poco confesables, ¿cómo puedo sentirme? ¿acaso se puede participar en ése juego?.
-Voy a tener que recordarte tus palabras de otros tiempos, si no participamos todos los ciudadanos todo se deteriorará más y entonces no habrá solución.
-¿Hablas de revolución sangrienta?.
-No es necesaria una revolución sangrienta la Democracia ofrece canales para cambiar lo que está mal.
-Perdona pero yo de momento no lo veo.
-Siento tu desencanto y desánimo aunque lo comprendo
-Me gustaría pensar que merece la pena luchar.
-Lo volverás a pensar.
-Ojalá.