Virgen de la Canaleja.

Ésta virgen encontrada en el hueco de un pino, en la Castilla profunda, es objeto de veneración por las gentes del lugar, y el ocho de Septiembre Natividad de la Virgen, se celebra su romería desde la iglesia del pueblo de Navatalgordo (Ávila) hasta la ermita situada a unos pocos kilómetros.

Es curioso cómo ésta imagen va centrando la devoción y las peticiones de consuelo de sus fieles, y cómo se va haciendo depositaria de promesas y oraciones.

En tiempos no demasiado lejanos, cuando el duro trabajo para sacar a la tierra sus frutos y a los ganados sus carnes, la fiesta de la virgen era como ése momento deseado de descanso y fiesta alegre, dónde los esforzados hombres y mujeres de toda la zona tenían su punto de encuentro, su música, sus bailes y su vino.

A éstas personas no les asustan las Crisis económicas, porque vienen de un mundo duro, que no hace muchos años carecia de casi todo.

Ahora, con su trabajo, su esfuerzo y emigrando a otras zonas, los hijos se han construido su vida y su futuro, ahora que los padres pasan el testigo a los hijos, éstos lo recogen, y miran al futuro sin miedo, porque sus espíritus se han labrado en el esfuerzo y el sacrificio.

Ésta pequeña imagen, si la miras de frente, parece como si quisiera hablarte de otro tiempo, y al mismo tiempo te dice «ves, nada ha cambiado, aunque ahora vengan con buenos coches y vestidos, ellos son los mismos de siempre, nobles y trabajadores vecinos».

Y uno, que viene de otro lugar, y que no es más que un visitante, es capaz de ver, no sólo una imagen y una fé, si no el espíritu de unas gentes fundido con su tierra.

Y ésta Castilla Profunda nos habla también de otras tierras profundas, de que los humanos somos animales simbólicos y necesitamos imágenes, aquí y en Japón, en China y en América, en el Polo Norte y en el Sur, ésta Tierra está dominada por una especie (la humana), que son su Fé, su Trabajo y su Voluntad mantiene viva la llama de la Esperanza en un Futuro Mejor.