La Ausencia.

-No creas que no sé por que has venido, y me parece normal tú visita, teniendo en cuenta la relación que hemos tenido, pero en éstos momentos creo que no es oportuna, por que nada queda de nuestra relación y los pocos lazos que nos unían quedaron rotos de la forma más cruel.

-No te falta razón, pero sabes tan bién como yo, que aunque ése lazo de nuestra unión ya no esté, ha sido lo suficientemente poderoso para que trate de encontrar junto a tí, los recuerdos y los sentimientos que ahora nos ahogan de forma despiadada, no tengo noche, no tengo día y al único lugar que puedo acudir es aquí, junto a tí.

-Parece mentira que durante tantos años hayamos permanecido unidos por él, que lo único que nos merecía la pena fuera él, y ahora que no está, necesitamos unirnos para llorar juntos.

-Parece que estando contigo él todavía está, que mientras hablamos mi mente cree que de un momento a otro saldrá de su habitación……..

-Los dos sabemos que nunca saldrá de su habitación, porque ya no está, se fué para no volver, y nos ha dejado tan sólos que su recuerdo tiene la suficiente fuerza como para juntarnos.

-Lo mejor que hicimos, y la desgracia nos lo ha quitado, tan joven, tan lleno de vida, no puedo hacerme a la idea, lo siento ¡no puedo!.

-Debemos asumir que nuestro hijo ha muerto.

-Tan joven……

-Tan joven, pero ha muerto.

-Dios mío, no lo aguantaré.

-No tenemos opción.

-Podemos seguir viéndonos en su memoria.

-Como quieras.

-Sí, lo quiero.

-Yo también.