Había un hombre que se creía caracol.
Se creía caracol porque no se fiaba y tenia miedo.
Los otros humanos para él eran peligrosos.
Cuando había sol salia tímidamente y se comunicaba.
Pero a la menor sospecha de peligro se refugiaba en su caparazón.
El pobre no sabía que su débil caparazón podía ser aplastado por un simple pisotón.
Y así vivía.
Pero nunca abandonó su caparazón.
Un día paseando arrastrando su caparazón un niño corriendo y sin darse cuenta lo aplastó.
Nunca nadie lo volvió a ver.
Y nunca nadie lo echo de menos.
Muy bonito apreciado Joaquín, un humano que paso por esta vida desapercibido y fugaz,una lástima,los miedos nos paralizan en exceso en ocasiones y circunstancias. Un fuerte abrazo
Me alegro que te guste Mercedes.
Un Fuerte Abrazo querida amiga 🙂 .
Así vivimos todos durante etapas de nuestra vida.
Gracias Nuria por tu visita.
Un Fuerte Abrazo querida amiga 🙂
habemos muchos hombres caracol abzo gde
Gracias Rubén por visitarme.
Un Fuerte Abrazo 🙂 .
Wimpi, que fué un escritor nuestro, le llamaba a su mujer, caracol porque llevaba la casa acuesta. Somos muchas las mujeres, las que nos refugiamos en la casa.
Abrazos
Gracias Stella por visitarme.
Un Fuerte Abrazo querida amiga 🙂 .
BONITA FABULA, ME HA GUSTADO POR AHI CORREN ALGUNOS ASI. UN ABRZO
GRACIAS POR VISITARME Y DEJAR TU COMENTARIO UN ABRAZO QUERIDO LAMBERTO 🙂 .